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2019 ESCANDINAVIA Y EUROPA DEL NORTE Capitulo 2 de 5

  • Foto del escritor: Marcos Astegiano
    Marcos Astegiano
  • 6 sept 2020
  • 10 Min. de lectura

Capitulo cinco

Hoy empezó el viaje

Dejamos Oslo temprano, ya a las 9.30 estábamos en ruta.

El plan era llegar al Fiordo Lyse, en el sureste del país, intentado arribar (no siempre se puede, por nieve) a la localidad de Lysebotn. 30 kms antes de ella, comienza una carretera que la terminaron hace poco, y es famosa por que baja 900 mts de altura en 6 kms. Se llama carretera Lysevegen . Son caracoles y caracoles, de una sola mano.

A diez minutos de adentrarnos, apareció la montaña.

Y la vegetación.

Y la lluvia

Como verán en las fotos, la vegetación es frondosa.

Y hay que regarla. Así que aquí llueve mucho.

Camino de curvas por 330 kms.

Al principio, con mucho, mucho bosque.

Sobre el final, roca.

Los paisajes, alucinantes.

Alerces, cipreses, abedules, por centenares de miles. Cada tanto una casita con el techo con pasto, su galpón y su supermoderno tractor.

Los terrenos son muy pequeños. Casi todos cultivados con cebada (la necesitan, por toda la cerveza que consumen).

Los pueblos son muy, pero muy chicos, diez a veinte casas cada uno, pero con todo el confort

Mitad camino fue en la localidad de Dalen, donde en una estación de servicio (hoy domingo aquí esta todo cerrado) festejé el día del padre con pølse. (Un pancho para nosotros).

Continuamos ya sin lluvia, por casi 180 kms más y tuvimos la suerte de que la carretera Lysevegen estuviera abierta.

Recorrerla fue un poema. Angosta, llena de curvas y con unos paisajes increíbles. En el filo del fiordo, una confitería panorámica nos mostró el risco de 900 metros de profundidad, que quita el hipo.

La bajada fue genial

Lyseboten esta en el fiordo, entre dos enormes paredes de 900 mts de altura. Es la meca de los locos estos que saltan con trajes especiales para volar y a último momento abren el paracaídas (salto Base es el nombre del deporte). Son ocho casas.

Naturaleza pura.

Aquí estamos, alojados en una pequeña cabaña, esperando por nuestra temprana cena (20.00 hs).

Mañana regresamos por la Lysevegen, rumbo a Bergen, por la ruta de los fiordos.

Noruega hasta ahora, cumplió con la expectativa.

Preciosa

Hoy si hay muchas fotos, condensadas en un video.

Capitulo seis

Definición de fiordo

Depresión del continente invadida por el mar, generalmente alargada, estrecha y limitada por laderas altas y abruptas; se originó por el ascenso de las aguas marinas al producirse la fusión de los hielos tras las glaciaciones del cuaternario.

“los fiordos se hallan principalmente en Escandinavia, Escocia, Canadá, Groenlandia, Islandia, Nueva Zelanda y Chile”

Así sabemos de qué hablamos

Lysebotn es un poblado de solo 13 habitantes originales.

Tiene una central hidroeléctrica gigante, producto de una caída de agua de 620 mts, pero su función principal es recibir a todos los que andan saltando con paracaídas desde los riscos ya los turistas que quieren verlos.

Tiene solo un camping, donde además de poder poner la carpa, contiene un par de cabañas y un Bed&Breakfast.

Allí nos quedamos

¿Por qué?

Por bajar y subir la carretera Lysevegen y por lo espectacular de su fiordo.

Por la noche, el restaurant del camping ofrecía el plato tradicional de aquí: Salmón

Y damos fe que es bueno

Amaneció con sol.

Al comenzar a subir la Lysevegen, sus 27 horquillas y su túnel en curva se nubló. Hasta ahora.

Pusimos proa a Bergen, la segunda ciudad en tamaño de Noruega, capital de ésta durante el siglo 19.

La distancia de 370 kms transcurre entre montañas, lagos, fiordos y bosques.

Es tremendamente escénica.

Y muy linda para pilotar.

Uno nunca se aburre, sea por los paisajes o sea por las curvas.

El trayecto también comprende dos cruces en ferry.

La velocidad máxima permitida para caminos de dos manos en Noruega es de 90 km/h.

Y hasta un transgresor como el que escribe la respeta.

Por otro lado, la sinuosidad del camino impide ir más rápido.

Así que siete horas para cubrir los casi 400 kms.

Pero siete horas de tener la sonrisa de oreja a oreja.

Bergen es una ciudad cuya característica es que 300 días al año llueve.

Una de las pluviometrías más altas de Europa.

Todo el día, nuestro camino estuvo con un cielo gris plomizo que amenazaba lluvia.

No hubo agua, pero el color plomizo y las bajas nubes le daban al paisaje un tenor espectral, casi fantasmal.

Místico

Al llegar a Bergen las estadísticas estuvieron presente.

Llovió

Y sigue lloviendo

No nos amedrentó.

Después de alojarnos en un buen (y siempre caro) hotel del centro salimos a recorrer esta bellísima ciudad, que conserva aún un barrio con sus casas de madera del siglo XIX.

Y también su puerto, donde el Fish Market no solo ofrece frutos del mar de excelente calidad, sino que, además, lo elegís y te lo cocinan ahí mismo, delante de ti y te lo sirven a la mesa.

Manjar el bacalao fresco. Nada que ver a la salazón que recibimos en nuestro país.

Muy contentos y pipones, nos vamos a dormir

Mañana seguiremos la ruta de los fiordos.

Hasta entonces


Capitulo siete

Salimos tarde de Bergen, hoy nos esperaban solo 200 kms hasta Balestrand, en el corazón de los fiordos.

Los primeros cien kilómetros, son compartidos con la ruta que une Bergen con Oslo, fueron lindos, pero con tráfico y nada que no hayamos visto en días anteriores.

Lloviznaba, paraba, lloviznaba, así, intermitente.

Al llegar a la fina y glamorosa localidad de Voss, dejamos la carretera a Oslo y nos metimos de lleno en el paisaje.

A partir de allí, fue como si de golpe la vista se nos inundara de belleza.

Todo, pero todo fantástico.

Las montañas, la vegetación, los lagos, las lenguas de mar.

¿Quieres cascadas cayendo de los riscos? No una, cientos

¿Quieres ríos caudalosos con rápidos al lado del camino? Docenas

¿Quieres bosque selvático? Miles

Es tanta, pero tanta la excelente estética visual que dejas pasar cosas por la velocidad con que suceden.

Es como si tuvieras mucha hambre y te traen una torta de chocolate con dulce de leche y te la devorás en un instante. Te asalta la idea de comerte otra, pero más despacito y degustándola.

Eso nos pasó hoy, vimos tanta cosa linda y tan rápido que no alcanzamos a disfrutarlo como se merece.

Quedamos empalagados de tanta belleza

Ya estamos hospedados en este pueblito de ensueño, cabeza del Sognefjord (fiordo de los sueños)

Un primor

Dicen los chinos que una imagen vale mil palabras

Va video, para que entiendan lo que quiero decir

Hasta mañana


Capitulo ocho

Nuestro destino hoy se encontraba a 300 kms.

Todo el recorrido es por los fiordos.

Salimos 11.30 (ya estamos vagos para levantarnos temprano), sin sol pero sin lluvia.

Los juegos de luces que se presentan, según la densidad de las nubes, hacen que los paisajes se vean iluminados de manera diferente, lo que genera un prodigio visual.

El camino, siempre de dos manos, es muy angosto pero muy bien pavimentado y mejor señalado.

A la fecha llevamos recorridos más de 3500 kms desde que salimos, y exceptuando las autopistas alemanas, todo el viaje ha sido a velocidades muy moderadas.

¿Por qué?

Varias razones.

El trazado, sinuoso y muy trabado, la moto va muy poco perpendicular al suelo, angosto, con algo de tráfico, cargado, con acompañante, y con unos paisajes que no pueden dejar de verse.

Vas despacio

Entonces, no tiene sentido alquilar la 1250.

Me doy cuenta tarde. Creo que una 600, de la marca que sea hubiera sido igual. Mis promedios son de 65/70 kms la hora. Con una moto más chica hubiera hecho lo mismo, a la mitad de precio.

Aprendizaje.

Hoy recorrimos esos kms sin dejar de maravillarnos por las vistas. Cascada, bosque, riscos, nieve, glaciares, fiordos, y todo ese coctel en una medida justa que no cansa.

Maravilloso

Así como la infraestructura de estos tipos.

La ruta es angosta, tanto que a veces, dos autos juntos no pasan, así que cada trescientos metros hay una dársena para que uno de ellos espere allí mientras pasa el otro.

Pero aparte de eso, si hay que pasar una lengua de agua entre dos fiordos, lo hacen fácil. Hasta trescientos metros, un puente, más de trescientos, túneles submarinos, si hay que pasar una montaña, túneles gigantescos. Hoy en un recorrido de 60 kms entre dos pueblos con nombres impronunciables, ¡30 kms lo hicimos dentro de túneles!. Los hay de 8kms de largo (dos) de siete (tres) de 6 (unos cinco) y de dos, tres o cuatro km de extensión (un montón)

Se nota que les sobra la plata.

Porque no es que te estas cruzando permanente con tráfico. ¡Hay un auto o camión cada tanto!

Increíble las rutas. Y eso que vamos por caminos secundarios…

Respecto de los paisajes, no voy a hablar. Las imágenes que envío hablan por sí solas.

Llegamos hace un rato a un pueblito llamado Valldal, nuestro destino, de diez casas, con costa al fiordo. Alquilamos una cabaña, de muy buen gusto y superequipada.

Queremos hacer naturaleza.

Fuimos a un super de compras. No se imaginan lo difícil que es conseguir lo básico. Todo está en noruego. Gracias Google translator, sino en vez de leche hubiera comprado jugo…

Ahora a preparar la cena. Compramos salmón a morir.

Lástima que en los super se venda alcohol hasta 5 grados.

Si querés más (vinos por ejemplo), a un Liquor Store. Y solo hay en las grandes ciudades.

Así que salmón con cerveza.

¡Salud!



Capitulo nueve

Dos días sin relatar.

Sucedieron dos cosas. La primera y principal, que día a día, al llegar a destino, sentía la presión de escribir.

Mal.

No vinimos a tener presiones, sino a pasear.

La segunda es que decidimos cambiar el curso de nuestro itinerario, y eso me llevo tiempo de cálculo logístico.

A partir de ahora, va un relato cada dos o tres días.

Así tampoco aburro a los lectores

El día jueves unimos Valldal con Trondheim

Fueron 350 kms

Nomás salir, nos topamos con la increíble cascada/angostamiento de rio de Gudbrandsjuvet. Una belleza.

Luego llegamos a otras de las atracciones de esta zona, la carretera del Troll. El Troll es una montaña de piedra que se eleva 1000 metros sobre el nivel del mar y es la meca de la escalada en roca, por su pared vertical.

A sus pies, baja una carretera por casi 700 mts a un valle con un gradiente de inclinación soberbio, pleno de horquillas y muy angosta. Nada que no se pueda hacer en una moto o en auto, pero la vista hacia el valle, y una cascada gigante que la cruza en cada curva la hacen única. Lindísima.

El día acompañó. Soleada toda la jornada, con 21 grados de temperatura.

Continuamos hacia Trondheim, la tercera ciudad del país en población (solo 180mil) por paisajes increíbles que alternaban lagos, montañas, fiordos y bosques. O todo junto.

Esta ciudad era lo más al norte que habíamos planeado en Noruega. Luego seguiríamos un curso Nordeste, entrando a Suecia.

Hacía rato que nos daba vueltas la idea de conocer las Islas Lofoten, famosas por sus accidentes geográficos. Pero su distancia (900 km al norte de Trondheim) nos había hecho desistir.

Tanto nos hablaron los noruegos de ella, que el mismo jueves por la tarde, decidimos cambiar el curso y visitarlas.

Trondheim es una ciudad muy bella, con buen movimiento de gente (muy anormal aquí) y lindos barcitos. La recorrimos a pie, incluyendo su catedral del siglo IX. Trondheim fue también la capital del imperio Vikingo.

Así que planificamos desandar esos casi 900 kms de la siguiente manera. Haríamos 490 el viernes hasta la ciudad de Mo I Rana (de nombre Polinésico pero bien Noruega), y hoy, haríamos 300 más hasta la ciudad de Bodo, donde tomaríamos un ferry que en cuatro horas nos depositaría en el sur de la Isla.

Ayer salimos temprano de Trondheim, con una llovizna que nos acompaño por los casi 500 kms, más una baja temperatura de 9 grados.

Los primeros cien kms fueron tediosos. Mucho tránsito nos demoró y nos fastidió. A partir de allí, un camino de montaña, de curvas amplias nos permitió hacer un promedio de 80/90, que nos dejó en nuestro destino en 7 horas total. Una sola repostada de combustible a la mitad, con un buen te caliente. Mucho frio y lluvia, pero la calidad de los equipos nos hizo llegar secos y calentitos. Ya a nuestra edad no se puede escatimar en equipo. Si tenemos una moto de 40 mil dólares en Argentina, bien vale la pena invertir un 10% más en equipamiento. Si no, no tiene sentido.

Los paisajes, como siempre preciosos. Pero el hecho de no tener fiordos lo transformó en algo estándar.

Ya estamos muy pretenciosos…

Llegamos al buen hotel de Mo I Rana, que incluía media pensión, así que buen baño caliente, a cenar (¡a las 19:00!) y a la cucha, que estábamos cansados.

Hoy amaneció nublado y frio, pero sin lluvia.

Nuestro objetivo era la ciudad de Bodo, a 300 kms. Los hicimos a buen ritmo. Camino de montaña, de curvas rápidas que nos permitió otros buenos promedios.

La cereza fue que a mitad camino, atravesamos el Círculo Polar Ártico. Es decir, el paralelo 66 grados 33 minutos 52 segundos.

Es un hito, ya que, a partir de allí, comienza el ártico y su clima hostil.

Buenas fotos en el lugar, el bautismo de Amalia de cruzarlo por primera vez (yo ya lo había hecho el año pasado, en mi viaje a Alaska) y si bien no cambia mucho, uno siente que ya está en modo aventura pro.

A partir de aquí, y por 69 días desde ayer, el sol no se pone en el horizonte. Solo hace una sinusoide pero estará siempre allí. Luz por 24 horas. Un fenómeno que ya viví en Alaska.

Llegamos a Bodo, y esperamos una hora para subirnos al ferry.

Les escribo desde él. Nos tocó un clima de porquería, que ha hecho honor a la bravura del mar del norte.

Para llegar a las islas hay que navegar en mar abierto.

No les cuento lo que son las olas, el viento y el movimiento del barco.

Tanto, que el capitán informó que por la marejada, debía cambiar el curso y llegaremos a destino un hora después.

Ni Amalia ni yo tenemos problemas con los mareos, pero mucha de la gente que esta viajando sí. Están casi todos violetas, dejando sus almuerzos en las bolsas para descompostura.

En cambio, nosotros nos comimos a bordo un guisote de bacalao que ofrecía la cocina del barco. Fantástico para este frio polar. (si bien dentro del barco hay buena calefacción)

Cada tanto salgo a cubierta, el tremendo viento, más el oleaje y el vaivén del barco lo transforma en una aventura en sí misma.

La Beeme, bien atada abajo.

Nuestro destino en la isla es un pueblo con el nombre más corto que existe. Se llama A. Si así, A a secas. No sé por qué, pero sin dudas es más fácil de pronunciar que Laboulaye…

Después de 10 días en este país, creo que tengo alguna autoridad para catalogar a los Noruegos. Además de ricos, son respetuosos en extremo, amables y educados.

Pero sumamente aburridos.

Y amargos me atrevería a aseverar.

Estamos en verano, una estación que dura poco para ellos. Hemos pasado cientos de pueblos, pueblitos y ciudades. Nunca hay nadie afuera. Parecen ciudades fantasmas. Tienen luz durante 20 horas. Podrían los pibes estar haciendo un picadito en la plaza, las mujeres de compras, los hombres tomando un vermut o una cerveza… Nada.

Vacío total.

Apenas ves alguno cenando a las seis de la tarde, e inmediatamente se guardan. ¡Teniendo todavía 6 horas más de luz!!

Te atienden siempre con una sonrisa.

Pero no sociabilizan. En cuanto le querés sacar un tema, sonríen y se van.

Tienen cero onda.

Amargos. A nuestro entender.

No se me ocurriría venir a vivir a Noruega por ningún concepto.

Entonces, un clima hostil, gente amarga, no tienen una historia interesante, sus ciudades no seducen…

¿Cuál es el atractivo de este país?

Sus tremendos paisajes.

Debido a su maravillosa naturaleza.

Son escandalosamente lindos

Hay momentos que uno se encuentra dentro de un cuadro.

Noruega tiene un tremendo atractivo visual.

Es como sí, a alguien que le gusta la pintura, lo dejan dos días en la Galeria del Uffici.

Volvería nuevamente a recorrerla por sus panoramas.

Hasta la próxima

CONTINUARA...



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