2015 Quince Motocilistas Alpinos Capitulo 2 de 5
- Marcos Astegiano

- 15 may 2020
- 8 Min. de lectura
PONIENDO ORDEN, TOMANDOLE EL PULSO AL TRAFICO ALEMAN Y A LA CERVEZA BAVARA
Nos levantamos y llevamos las motos al cercano hotel luego de unos trámites menores en la muy organizada rentadora y comenzamos a cargarlas.
Mitin del grupo para dejar en claro los lugares por donde pasaríamos, las postas, el significado de las señas, la circulación y separación de cada moto y el orden de marcha.
Seteamos los GPS. Cosa que todos fueran por el mismo lado y al mismo lugar.
Armamos dos grupos.
El de los ocho mendocinos, comandados por mí.
El de los siete restantes, comandados por Ariel,
La idea era circularambos grupos juntos, pero en el caso de separarse, cada uno continuaría su derrotero hasta la próxima prefijada posta, donde nos volveríamos a juntar.
Salimos todos juntos, unos pocos semáforos y arriba la autopista.

Nuestro destino era la alpina ciudad de Fussen. 400 km distante de Franckfurt, todos por autopista.
De esa manera, le iríamos tomando el pulso a las motos y la mano al tráfico alemán.
Transitar por autopista ayuda mucho a lograr ambos objetivos. Un angosto y transitado camino comarcal hubiera complicado las cosas al principio.
Fue fácil. Todos los participantes tenían muchos miles de km arriba de una moto, por lo que la adaptación fue rápida. Y con respecto al tráfico, los teutones son tan ordenados que es muy sencillo manejar allí.
Si bien las autopistas son de velocidad libre, no quería que fuéramos rápido y perder a alguien.
Por lo que puse el cruise control a 120 y por el espejo veía cómo me seguía una larga y ordenada fila de 14 motos, en formación de perfecto zigzag.
Por un momento me puso contento pensar lo sumisos, dóciles y ordenados que eran mis seguidores.
Pero no me dejé engañar. Lo hacían por la pavura de perderse en la maraña de autopistas alemanas y no encontrarnos nunca más


Sabía que en unos días tomarían confianza y serían inmanejables.
La primer parada a unos 80 km en un área de descanso alemana para intercambiar opiniones nos sorprendió a todos hablando de cada montura, de lo maravillosa que son las autobhan alemanas y de lo bueno de estar al pedo y en moto.
Continuamos por perfectas y derechas autopistas, cargamos combustible y nuestros estómagos en un área de servicio, y después de otros cientos de km. entramos a los suburbios de la ciudad de Ulm, para encontrarnos con el primo de José, quien trabaja en Alemania, tiene una estupenda Triumph Boneville y nos acompañaría por el fin de semana.

Nuevo refueling y proa a Fussen.
Hacía calor. Unos treinta kms antes de nuestro destino se largó una copiosa lluvia estival. En las autopistas no se puede detener excepto por una emergencia. Mientras buscaba un área de servicio para parar, así como llegó se fue la lluvia. Estábamos empapados, pero en los próximos kms, merced al aire caliente del verano nos secamos perfecto.
Fussen es un cuentito de hadas. El pueblo es fantástico, los paisajes más fantásticos aún, y además alberga a uno de los

castillos más lindos del mundo.
Nos hospedamos en un pueblito a unos 5 km del centro, llamado Shwangau.
El hotel era digno de Heydi, muy alpino con costa al lago.
Tuvimos un pequeño inconveniente. El dueño del hotel hizo lio con las habitaciones y le faltaron dos. Muy expeditivo, nos consiguió un hermoso departamento cercano, muy coqueto, donde nos alojamos Ale, Alfredo, Pedro y yo.
Quedamos en juntarnos todos a cenar en el hotel, para cuyo menester, el culposo dueño nos dio un comedor privado para nosotros solos.
Al llegar nosotros al hotel, el cielo nos amenazaba con una tormenta de verano.
Comenzaron unas pequeñas gotas, refusilos, truenos que convirtió la noche en un aguacero de la ostia.

No importaba, estábamos en el comedor, todos muy, pero muy felices. Ordenamos no sé qué plato alemán (creo que Schnitzels –milangas de cerdo con papas-) y comenzaron a traernos cervezas.
Se sabe que cada zona en Alemania, tiene su tipo de cerveza y su tipo de copa para beberla.
En esta parte de Bavaria, se bebe cerveza de trigo (muy espesa y turbia) en vasos redondos y muy altos. Exquisita.

A la cuarta ronda de cervezas perdimos la cuenta. Hoy creo que las rondas superaron la decena.
Era tal la curda, que ni siquiera pudimos ver la final de la Champions League.
Además, los que nos tuvimos que ir al depto. nos empapábamos con la pertinaz lluvia, casi sin darnos cuenta. Erramos el camino y llegamos a destino por un lugar que sería incapaz de volver a recorrerlo.
Esa noche, Pedro y yo compartimos la cama matrimonial.
Ambos con pijama.
A la madrugada sentí una pata peluda que me pasaba por encima y me abrazaba.
Este hijo de puta, borracho, vaya a saber con quién pensaba que estaba.
Un certero codazo en las costillas lo hizo desistir del intento que hubiera pensado.
O eso pienso, porque yo amanecí sin sentir nada…
DE CASTILLOS, EXCESOS, EXTRAVIOS Y CALENTURA DEL COMANDANTE
Amanecimos maravillados con la vista de las montañas lavadas por la lluvia nocturna.
Creo que allí nos dimos cuenta

de que estábamos en los Alpes
Ayer, pura autopista, con poca visión lateral y por la llanura alemana.
Hoy, plena conciencia de encontrarnos en uno de los paisajes más bellos del mundo.
Cargadas las motos, partimos a conocer el castillo de Ludwig, el rey loco.
Distante a escasos 5 km, el camino transcurrió por una motosenda (apenas más ancha que una bicisenda), entre tilos y campos cultivados, con caseríos impecables a la vera del cuidado asfalto, dominados en lo alto por el imponente castillo. Inspirante.
Ya en el castillo de Neuchwainstein, meca del turismo bávaro, entre Mario y yo (que ya habíamos estado) dimos una somera explicación de lo que nos acordábamos -ya que visitar por dentro el castillo y con guías amerita reservar una semana antes-, y arrancamos andando hasta el castillo.

Como todas esas edificaciones, queda en lo alto, por lo que comenzamos, a pie, a subir y subir por un hermoso camino alpino.
Los más viejos y sabios, contrataron un carro tirado por caballos y así subieron.
Arriba las fotos de rigor. Hacia el bellísimo castillo (en el cual se inspiró Walt Disney para dibujar el de cenicienta) y hacia el valle. Con el fondo del lago donde sospechosamente murió Ludwig, en compañía de su psiquiatra y amante.
Partimos en las motos hasta nuestro próximo destino, el principado de Liechstentein, a 170km.
Apenas salimos de Fussen, pasamos un túnel y un cartel en alemán nos avisaba que entrabamos a Austria.
Comenzamos a penetrar el corazón de los Alpes. Caminos angostos, impecablemente asfaltados y señalizados, plagados de curvas (creo que no se va derecho nunca en la moto) y paisajes de ensueños

En los Alpes o se mira el paisaje, o se pilota. Ambas cosas imposible.
La ansiedad nos hizo optar por los segundo.
Comenzamos a andar allegro.
No fuerte, pero si rápido.
Un placer.
A los pocos kms comenzaron a aparecer lo que consideramos la cereza del postre.
MotosMotos y más motos.

Enjambres, jaurías, manadas.
Casi su mayoría en grupos
Todas de gran cilindrada
Del color, marca, año y modelo que quieras.
Con sus pilotos impecablemente equipados
Impresionante.
Nos detuvimos en un café muy bohemio a la vera del camino.
La sonrisa y felicidad del grupo eran palpables.
Es que como dije, los Alpes son la Meca del motociclismo.
Cafecito al solcito, mientras en la cercana ruta continuaban pasando motos sin cesar.
Mientras cafeteamos, José insistió en que saliera a probar la 1200 aguatera.
Salí a la ruta, y noté a la moto muy falta de potencia. Hice unos kms por montaña y noté además las suspensiones superblandas, no podía doblar fuerte porque la moto se retorcía toda

Al lado de la KTM parecía una chopera. El colmo fue que en un cruce unas motos entraron detrás de mí, no eran superpoderosas, pero aceleraron, me pasaron como poste y no podía ni soñar con alcanzarlos.
Me paré a un lado. No podía andar así una aguatera, al 50% que andaba la 1200 mía en Mendoza, que es 2010. Investigando un poco veo en el tablero una leyenda que indicaba SOFT y RAIN.
El muy maricón la había seteado como un scooter.
Me costó bastante entender cómo ponerla en SPORT y HARD.
Ahí empezó a andar de otra manera.
No con la potencia y agresividad de la KTM, pero firme, rápida y cómoda.
Al llegar lo increpé al José. Me dijo que había andado hueveando con los botoncitos y no se había dado cuenta…
Fotos varias de todo el grupo y a continuar andando
Cerrado camino de montaña, pueblito que aparecen cada 3 km, bajas la velocidad, admiras el pueblo alpino, volvés a la ruta, aceleras… ¡Pero qué lindo!
En un momento, el GPS nos avisa que debemos desviar. Entramos a un camino aún más angosto y más sinuoso, con precipicio a un costado y cerro al otro. Todo lleno de pinos. Y sin tráfico.

Me asalto la inconsciencia. No pude y comencé a acelerar. Parte del grupo me siguió. Otra decidió ir más tranquilo. Comenzamos a disgregarnos a medida que la velocidad aumentaba. Por el retrovisor no veía a los de siempre. El orden se había alterado.
En un momento Gigi, que venía fuerte, se distrae mirando el paisaje, cuando baja la vista, puente en curva a la izquierda. No entra: le pega tres veces de costado a la baranda del puente hasta frenar. No hubo caídas. Si dolor en el hombre derecho de Gigi, que fue con lo que atajó el puente. La moto, nada de nada. Detrás de Gigi venia Cocó con la Go Pro encendida. Quedó todo documentado.
Nos detuvimos en un bucólico pueblecito más adelante por unas pizzas.
Ahí me di cuenta del error cometido.
O comandaba el grupo o me divertía.
Y yo cedí a la tentación de divertirme.
Les avisé a todos que andaríamos más despacio de aquí en adelante.
Después de almorzar, continuamos, más tranquilos hacia Vaduz, capital de Liechtenstein.
En un cruce cualquiera, ocurrió algo gracioso. Había tráfico, por lo que frenamos en la curva que empalmaba el cruce. 15 motos forman cola. Así que Eduardo quedó en la parte peraltada de la misma. Cuando se detuvo en el contraperalte, no hizo pie del lado derecho, por lo que su pesada y alta moto, sumada a los enormes valijones que portaba, se fue cayendo en cámara lenta hacia la derecha, donde estaba estacionado Silver con la otra GS. La moto de Eduardo le pegó a la de Silver, lo desequilibró y ambos al piso. También quedó filmado, y parece esos cortos que hacen los japoneses cuando tiran las fichas de dominó…
Sin consecuencias

Continuamos, pasamos varios túneles y por un momento veo que si bien mi escolta, que era Mario, continuaba allí, detrás de él no venían los de siempre. Pero lo sinuoso del camino me impedía mirar más allá de dos o tres motos detrás de mí.
Cuando llegamos a una autopista a pocos kms del destino me percato que solo éramos cinco.
Me detengo, pregunto por los demás y nadie sabía nada.
Había una regla de oro, ahora traicionada, que si no se veía al compañero de atrás debía detenerse, Esa regla, si la cumplíamos todos, culminaba con la detención de todo el grupo.
¿Qué había pasado? Los tres se habían intercalado rompiendo el orden y cuando no vieron a los de atrás no le dieron pelota y siguieron.
Como yo había permitido anteriormente que el orden se alterara, ahora ya a nadie le importaba.
Continuamos los 5 hasta el destino, confiando en que los GPS del resto los trajera también.
Me enojé mucho. Conmigo mismo por haber permitido que se rompieran las reglas y con los tres que la rompieron.
Tanto que cuando llegamos, tomé a los tres díscolos y les di un sermón de alto tono, que parece que sirvió, porque de allí en adelante y por todo el viaje, regresamos a la normalidad.
Por supuesto que sin darme cuenta, uno de ellos filmó el discurso. Hoy nos matamos de risa.
Ya todos en el hotel de la ciudad de Feldkrich, vecina a Vaduz capital del principado de Liechstentein descansamos, otra vez le dimos a la comida alemana y la regamos abundantemente con cerveza.
Continuara...






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