2015 Quince Motociclistas Alpinos Capitulo 1 de 5
- Marcos Astegiano

- 13 may 2020
- 7 Min. de lectura
Prefacio
Anteriormente a éste, he organizado centenas de viajes con amigos.
Me fascina la organizacion previa y la dedicación al detalle.
Primero imagino el derrotero, luego trazo los itinerarios, los llevo a rutas en el GPS, selecciono y reservo los hoteles, en el caso de necesidad, me encargo de alquilar las motos y hasta preveo las paradas a comer.
¿Por qué?
Sencillamente por que me gusta.
Encuentro muy grato pasar noches enteras, frente a la PC mirando mapas, leyendo anécdotas de viajeros y eligiendo hoteles.
Y lo hago sin ningún fin de lucro.
Lo que me da un handicap
Invito a quien quiero.
Este viaje en particular, fue el primero (de varios) que organicé en el extranjero.
Y si bien ustedes ya han leído acerca de un viaje a al mismo destino realizado en el pasado, elegí este relato ya que si bien el camino fue el mismo, la sensación de hacerlo con amigos de las motos fue diferente.
Ni mejor ni peor.
Simplemente distinta, y merecedora de relatarla.
Espero les guste
EL MOTIVO, LA PLANIFICACION Y LA LLEGADA
Cuando un viaje resulta muy placentero, deja una marca en una persona.
Ésta no hace más que recordarlo.
Y el recuerdo trae el gozo y el disfrute
Pero siempre que alguien disfrutó un viaje, se encontró con que, lo que coronaría la felicidad total, sería compartirlo con aquellas personas que también lo disfrutarían.

En el 2012, realizamos con Amalia y con otro matrimonio, un viaje en moto por los Alpes que recordaré toda mi vida.
Y durante estos años, siempre soñé algún día poder compartirlo con mis amigos motociclistas.
Y así lo organicé.
Es que Los Alpes son la meca del motociclismo.
Por sus trazados, sus paisajes y su infraestructura.
El año pasado tire la idea en los grupos a lo que pertenezco.

Me sorprendió lo positivo de la respuesta.
Tanto en Mendoza, como en Buenos Aires y Rosario, la aceptación fue muy alta.
Comencé a planificar.
El recorrido debía ser el mismo que hiciera años atrás.
En lo conocido no me perdería ni me encontraría sorpresas.
La fecha debía ser en junio. Porque a partir de ese mes, se abren los pasos de montaña alpinos.
Julio ya es muy caro y con poca disponibilidad de alojamiento.
Tracé la misma ruta, buscando alojamiento fuera de las ciudades, para conseguir disponibilidad y buen precio.
Me comunique varia veces con Peter, amigo y dueño de una enorme concesionaria de motos en Frankfurt, que además, tiene medio centenar para alquilar.

Con los datos del trazado, alojamiento y alquiler de motos, armé el viaje
Sería desde el Viernes 5 hasta el domingo 14 de junio.
Recorreríamos 4 países y un principado.
Unos 1700 km en 10 días. Casi todo montaña.
Cuando en Febrero, con mucho nivel de detalle y organización lo publiqué a todos los grupos motociclísticos que conozco y pertenezco, me sorprendí con la enorme aceptación.
Por lo menos 25 se anotaron.
Dios Mío!, un grupo de ese tamaño sería inmanejable!
Confieso que puse bastantes trabas en el camino.
No sé si surtió efecto, pero al final de febrero, fecha límite de inscripción, quedamos quince.

Mucha gente de todos modos. En ese momento hubiera preferido menos.
Hoy, después de realizado, no me arrepiento.
Del Grupo motos de Chacras de Coria, al que pertenezco desde su fundación, se anotaron cinco.
Del grupo del Café Jebbs en Mza, solo dos
De Buenos Aires, cuatro
De Rosario, finalmente solo uno
Y de San Nicolás, grupo hermano de los rosarinos, dos más
Un servidor fue el número quince.
Los pasajes aéreos no estaban dentro de la organización, por lo que cada uno fue tomando vuelos a su conveniencia.
La cita era en un hotel en las afueras de Frankfurt, a metros de la rentadora de motos, el viernes 5, antes de las 20:00 hs.

¿Por qué Frankfurt si los Alpes comienzan en Munich?
Porque todos los vuelos nos dejan allí. ¿Y para que ir a Munich en otro avión o tren, si lo podemos hacer en moto?
Algunos llegaron a Europa días antes y recorrieron parte del viejo continente, otros sobre la hora.
El último en llegar, fui yo, en vuelo directo desde Sgo. de Chile
Cuando a la tardecita llegue al hotel, encontré a la gente dispersa.
Claro, es que muchos no se conocían entre sí.
Me dio un frio en la espalda.
¿Y si en todo el viaje se hubieran formado pequeños grupúsculos sin sintonía entre sí?

Bueno, pero ya estábamos en Frankfurt.
Así que los presentaré
Los primeros en llegar a Europa unos cuantos días antes desde Mza fueron Daniel A. (el Turco) (66), José L. (58) y Edgardo (Eddy) P. (63). No más llegaron se fueron a Stuttgart, a ver Porches y Mercedes Benz.
Luego, con un día de anticipación, los hermanos Gigi T. (63) y Mario T.i (52). Mario, muy organizado, un día antes visitó la rentadora para verificar si todo estaba OK.
Y lo estaba. ¡Es Alemania que joder!
También un día antes lo hicieron Alejandro C. (59) y Alfredo H. (59), desde Bs As, quienes por motivos que no vienen al caso, se alojaron en un hotel diferente.
Ale y Alfredo, ese día se jugaron unos hoyitos al Golf en un campo lindero a la rentadora, y de paso, reservaron el restaurante del Golf para la cena del viernes.

El mismo viernes llegaron Bernardo D. (61) y Ariel P. (50) desde Bs As, con Pedro D. (68) de Rosario. Estos tres, junto a Alfredo son médicos. Teníamos la salud asegurada…
Un poco más temprano llegaron Cocó G.N. (51) y Walter B. (41) desde San Nicolás, quienes apenas arribaron se fueron a la rentadora, sacándole filo a sus tarjetas de crédito en el shopping motero de la misma.
A la tarde, arribamos los que faltábamos: Silvestre PyL. (74), Eduardo E. (75) y yo (54), en el mismo vuelo.
Como se ve, todos pendejos.
Los fui presentando de a poco, y caminando todos, nos fuimos al restó del golf, distante unas pocas cuadras.
En la misma cena se formó un espíritu de corps increíble.

Parecía que se conocieran de toda la vida.
Sonreí satisfecho.
Sería un buen viaje.
Por la mañana temprano, todos a la rentadora, a retirar las motos que previamente habían elegido.
La elección cursó por varios caminos. Algunos querían motos ágiles, otros, cómodas, otros, probar los últimos lanzamientos en Europa. En fin, no hubo un patrón. Simplemente un menú para elegir, y cada uno decidió por lo que más le gustaba. Por suerte el surtido de motos ofrecido por Peter era tan extenso que pocos fueron los que no pudieron acceder a la elegida.
A continuación, y como este relato está escrito para motociclistas, daré a conocer que moto eligió cada uno, y en mi opinión, por qué razones.
Silver y Eduardo, dos BMW GS800. Conocidas por ellos, y confiables.
Eddy y Mario, dos BMW R800. Mismo motor que la GS, pero naked, más pequeña, con ángulo de lanzamiento máscerrado y por ende, más ratonera. Muy recomendable para las curvas de los Alpes.

Gigi y Walter dos Kawa Versys 650. El primero porque le gustan las motos tranqui, el segundo por que como fue de los últimos en anotarse, no quedaban muchas por elegir.
Ale, que le encanta todo lo nuevo, alquiló la nueva BMW XR1000 cuatro cilindros. Unas semanas antes del viaje, Peter le avisa que Munich no le entregaba esa nueva moto hasta Julio, por lo que Ale reeligió y se quedó con una KTM 1050. También recién lanzada en Europa.
José, también bartulero, pidió la nueva BMW GS1200, enfriada por agua.
Pedro, otro de los últimos en anotarse, se quedó con una BMW GT800. Parecida a la R pero carenada y con suave transmisión por correa dentada. Muy linda moto para este viaje.

Alfredo una consistente Honda CB 1000F. Lo más suave de Honda.
El Turco y Cocó eligieron dos motos que yo hubiera elegido si no midiera metro ochenta y nueve y pesara 110 kilos. El primero una Yamaha Fazer 800. Naked, pequeña, bajita, veloz y pareciera diseñada para el trazado Alpino. Cocó una Honda CB650F. Mismas características de la Yamaha, pero de otra marca. Ariel, eligió una Beeme GS700. Casi la misma moto que tiene en Bs As.
Bernardo merece capítulo aparte. Siempre fue y será culón.
Sus acaudalados pacientes le regalan estadías en sus mansiones de la costa o la Patagonia, le venden a precio vil sus motos, en fin, siempre tiene cosas buenas y de arriba.
Y no es que no se lo merezca.
Él había pedido una GS800. Días antes de partir, Peter nos avisa que la 800 destinada a Bernie había quedado en Italia.

Así que en compensación y por el mismo precio, le dieron una GS1200.
Lo dicho. Culón.
Finalmente yo, un fanático y fiel beemista de toda la vida, opté por la traición.
Se hablaba muy bien a nivel prensa de la nueva maxitrail de KTM. La nueva 1190.
La verdad que es una moto que (creo que por fidelidad) no compraría, pero hubiera sido muy necio opinar sin probarla. Además, KTM es una firma austríaca, por lo que los Alpes son su hábitat. Así que supuse me esperaría una buena montura. Por último, siempre que alquilé, lo hice con una moto diferente. Para probar y poder dar un veredicto con propiedad.

Peter me sorprendió. La 1190 ya tenía un semestre de existencia en Europa. Pero lo nuevo, nuevo, era la 1290. Un upgrade de la anterior. Más potente y más equipada.
A Peter le llegó una nueva a su stock, y, sin diferencia de precio, me la ofreció.
Tenía solo 300 km recorridos en su odómetro. Me imagino que Peter la había probado.
Como esta fue la moto que manejé y admiré por más de 1500 km, merece un comentario más extenso, que haré unos capítulos más adelante.
Todas las motos estaban equipadas con maletas laterales y algunas, además con top case.
Silvestre, desde el principio, fue muy insistidor con el tema de las maletas laterales.
El exigía que su moto las tuviese.
Le asegure que así sería.
Unos días antes de llegar, Peter me avisa que solo una moto no podría tener las maletas porque no le llegarían a tiempo.
Le dije que no habría problemas.

¿Por qué en 15 motos, la única sin equipar debería ser la de Silver?
Cuando nos presentaron las motos, ¿Adivinen a quien le tocó sin maletas?
Murphy también opera en Alemania
Se solucionó por que el bueno de Gigi le prestó un bolso, que Silver con mucha buena voluntad ató al asiento trasero de la moto.
La mayoría, a solicitud de sus alquilantes, contaban con GPS también.
Una pequeña reseña personal.
Mi viaje constaba de diez días en moto con los muchachos, luego encuentro con Amalia y un matrimonio muy amigo, en Cerdeña, donde habíamos alquilado un velero para hacer la costa esmeralda. Para terminar, cinco días en Escocia, los mismos protagonistas, a visitar destilerías donde hacen esa bebida cuyo nombre no recuerdo.
En fin: Ropa para moto, ropa para navegación más ropa de frio y lluvia para Escocia.
Resultado: Bolso gigante. Y a llevarlo en la moto. Porque yo por logística de aerolíneas, no llegaría de regreso a Frankfurt, sino a Munich. No podría hacer como los demás, que lo dejaron a buen recaudo en la rentadora.
Cuando Peter me dio la KTM, esta estaba equipada con maletas laterales y top case, todo gigante, de aluminio.
Pensé en quitarle todo e ir con el bolso solamente.
Pero también deduje que si cada vez que necesita algo, debía desarmar tamaño bolso…
Partí con el bolso más las maletas y el top semivacíos.
Los amigos del grupo, a medida que compraban cosas, las ponían en mis vacíos contenedores.
Resultado final: La KTM era un Scania con semirremolque. ¡Cómo iba cargado por Dios!
Continuará...







Comentarios