2019 AFRICA DEL NORTE Capitulo 2 de 3
- Marcos Astegiano

- 16 ago 2020
- 8 Min. de lectura
Día cuatro
Día de recuperación
Venimos muy castigados.
Jueves levantarse a las seis en Mendoza para tomar el vuelo a Santiago.
Seis horas de espera
Doce horas en un avión con el asiento del tamaño de un banquito
Ocho horas de farra gastronómica en Madrid
Tres horas de tren
Dormirse a la dos de la mañana, despertar el sábado a las siete, moto, ferry, ocho horas de moto, Rabat a la tardecita, acostarse tarde, tempranísimo al día siguiente, 12 horas de moto, cena de cumpleaños...
Y si el lector se cansó de leer, imagínense nosotros...
Hoy nuestro destino era Marrakech, 180 kms en línea recta desde Essaouira

Las opciones eran dos. Por montaña, dando un gran rodeo era el plan original.
Para disfrutar la conducción en moto.
O por autovía, para llegar en un par de horas.
Elegimos la segunda por unanimidad.
Nos levantamos tarde, vueltecita por Essaouira, a las once salida para Marrakech, llegada a las 14, almuerzo frugal y siesta.
Está tarde turismo
Y está ciudad es su Medina.

Un mercado interminable, donde hay de todo y su Rey es el caos.
Fascinante
Para el que le gusta esto.
Yo lo prefiero a un all inclusive.
Toda la vida
Aunque el olor no sea el mejor, el acoso comercial sea moneda corriente y la higiene escasa.
Y a dormir temprano, que mañana cruzamos los Atlas y llegaremos al deseado desierto, para dormir en el.
Allí están puestas las expectativas
Doce horas de moto mañana
Listo para disfrutarlas
Día cinco
Por fiiiinnnnnnn!
Como grupo mendocino, añoramos lo sinuoso.
Desde que llegamos, solo rectas.
Hoy fue un día intenso
Salimos tempranísimo de Marrakech e inmediatamente comenzamos a cruzar la cordillera del Atlas.
Apenas comenzamos a subir, en un día nublado, perforamos las nubes y comenzó un sol estupendo.
Camino de montaña muy trabado.

Como Steven venía muy despacio, Joao decidió acarrearlo y nos dio vía libre al grupo para seguir solos.
Siempre con un punto de encuentro unos 50 kms más adelante.
Así que de repente, me vi otra vez comandando un grupo, pero, a diferencia de otras veces, sin saber un carajo de nada.
Pero ahí estaba Astegiano, siempre al frente, llevando adelante a un grupo en África. Como si el camino lo conociera de toda la vida.

Buenas curvas, empezamos a tirar fuerte hasta que me di cuenta de lo contraproducente de ello.
¿A fondo en África, sin guía?
Bajamos la velocidad y empezamos a disfrutar el paisaje, que era fantástico.
En el paso más alto de África boreal, Tizi N'Tichka nos reencontramos.
Fotos y a seguir por la montaña.
Fantástico.

Desviamos del camino principal para iniciar otro recorrido, por un camino muy angosto coronado por un sinnúmero de pueblos color terracota.
Bellísimo
El pueblo más importante, Ait Ben Haddou, está declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Ya cruzada la cordillera, habiendo hecho unos 220 kms desde nuestro origen, nos detuvimos a almorzar en Ouarzazate, ciudad donde se concentran los mayores estudios de cine de África.

Allí tuvimos una noticia que nos entristeció: Steve fue bajado del grupo y dejado en un hotel por Joao, en una decisión que todos compartimos.
Venía muy mal, con caída, con casi choque con dos vehículos, muy cansado y con un ritmo muy lento. Pero, sobre todo, muy inseguro.
La pregunta no era si se iba a lastimar o no.
La pregunta era cuando y como.
Nos partió el alma, pero fue la decisión correcta.
Más adelante, merced a una logística organizada por Joao, nos volveremos a encontrar. Ya en caminos más sencillos.

Seguimos los seis, ya a un ritmo mucho más alegre por el valle del Draa por unos 170 kms, con montaña a ambos costados, y tierra muy gredosa y rojiza, donde no crece nada excepto... un bosque de palmeras donde hubo alguna vez un río.
Impresionante ver palmeras en un paisaje muy árido, conformando grandes bosques, durante cientos de kilómetros.
Nos dejó perplejos.
Hicimos combustible en Zagora y pusimos rumbo al Vivouac, distante 90 kms.

El paisaje a partir de aquí fue de pelado desierto.
Es que comenzó el Sahara
20 kms antes de la frontera con Argelia, metimos nuestras motos por una huella en el desierto, para, en un par de leguas por arena firme, llegar al campamento.
Estamos ubicados entre dunas de arenas, tal cual uno las imagina en el Sahara, alojados en carpas individuales (grandes y cómodas) y disponemos de baños comunes y comedor, donde hace unos momentos cenamos.
Debe tener capacidad para unas 30 personas y está lleno por la mitad.
Nos trepamos (jadeando) a la duna más alta para ver la imponente puesta de sol.
Estamos en el medio del desierto.
Pero hay señal de celular...
África mía...

450 kms hoy.
Montaña, bosques y desierto.
Pasando una noche en él, como si fuéramos Tuaregs.
Felices, con una sonrisa que aún nos dura.
Mañana continuamos por la montaña.
Abrazos Saharianos
Día seis
Otro buen día de moto
Antes de comenzar el día, quisiera reseñarles algo de la noche.
Caímos dormidos como troncos en las carpas por el cansancio del día, pero mi próstata avisó como todas las noches, que mi vejiga debía ser vaciada.
Los baños estaban en otro edificio. Así que cuando salí, además de hundir mis pies en la fría arena, miro hacia arriba y me encuentro con un espectáculo como hacía mucho no veía.
La tremenda oscuridad del desierto (el vivac tiene baterías alimentadas a luz solar, a partir de las 22.00 desconectan la electricidad y no hay ninguna luz) y la diafanidad del aire hacen que el cielo estrellado se te caiga encima.

Un espectáculo sobrecogedor.
Millones de estrellas, a la altura de tocarlas con la mano.
Me quedé ahí, observando inmóvil y atónito.
Hasta que la fría noche y mi vejiga me hicieron desistir.
Místico
Partimos por la mañana temprano con destino final a Boulmane, 400 kms mediante.

200 kms de un camino que, sin ser sinuoso no era aburrido.
En un momento cualquiera del viaje, siento que algo roza mi pierna. Miro y no veo nada anormal. Al minuto me doy cuenta de que mi teléfono celular, sujeto al manubrio con un montaje especial ya no estaba.
¡Se me había caído y eso era el golpe que sentí!
Frenazo, regreso mirando para todos lados y nada.
Vuelvo a recorrer de un lado y otro, esta vez a mayor distancia, tampoco.

Mientras tanto, un chiquillo de unos ocho años cada vez que pasaba me saludaba, como hacen todos los niños africanos cuando pasa una moto
A todo esto, de un caserío salen un par de adolescentes en moto y se detienen en la ruta un momento y siguen viaje.
Lo encontraron y me lo afanaron pensé.
Recorrí por tercera vez ya desahuciado sin encontrar nada, pensando cómo iba a solucionar el problema, ¡¡¡saludo por tercera vez al niño que me saluda... con un teléfono en la mano!!!
¡Lo encontró!
¡Y no se lo llevó!
¡Y estaba sano!
Claro, me vio pasando una y otra vez y debe haber pensado "Este perdió algo"
Fue tanta mi alegría y me pareció tan noble su actitud que lo premié con 300 Dirhams (unos treinta Euros).
Salió corriendo contento a los gritos en dirección a su casa distante unos metros de la ruta, se los entregó a su madre, que salió a mirar por los alaridos del pibe supongo.
Ella ni miró a la ruta ni a mi.
Era de esas musulmanas que solo tienen destapados los ojos.
El pibe volvió corriendo a darme la gracias, tocándose el pecho como hacen los árabes, sin entender que el agradecido, en este caso, era yo.
Seguí camino muy feliz

Almorzamos en Tazzarine, una ciudad muy bulliciosa.
Aquí no hay turistas, así que se come lo que comen los marroquíes.
Joao conoce y nos llevó a un buen lugar.
Excelente la comida.
Un poco demasiada especiada para mi gusto, pero muy buena...
Continuamos otra vez faldeando los Atlas, por un camino muy angosto y en construcción.
Subiendo, de repente se termina el asfalto y comienza un camino de piedras muy roto, con desvíos muy difíciles para una moto.
Subíamos en primera y segunda, tratando de encontrar la huella por donde transitar.
Complejo.
Cuando llegamos arriba, comenzó a.… granizar.
Trajes de lluvia (excepto el suertudo del Goretex) y a descender por un camino igual de complicado, pero que, gracias al granizo, se transformó en un jabón.
Jodido jodido.
Muy resbaloso para motos pesadas como las nuestras.
Ah, y con frio y lluvia.
Fueron 100 kms en total.
Aventura que nos llevó toda nuestra concentración, adrenalina y nos llenó de estrés.
Pero a esto vinimos a África
Si hubiéramos querido confort, por menos plata nos hubiéramos ido una semana a Cancún.
A las cuatro llegamos a destino
Joao partió a buscar a Steven,
Nosotros dejamos los bolsos en el hotel y nos fuimos a conocer el cañón de Dades a 30 kms de aquí.

B e l l i s i mo
Cena y a la cucha, que mañana nos esperan otros cuatrocientos de montaña.
Hasta ese entonces
Día siete
Otro día fenomenal
Nuestro destino estaba a 400 duros kilómetros.

Salimos de la región del Dade, pasamos por la provincia de Er Rachidia y terminamos en la región de Khenifra, exactamente en la ciudad de Midelt donde estamos pernoctando en un excelente hotel.
Todo este itinerario transcurre en la margen oriental de la cordillera del Atlas.
Su parte más alta.
Así que fueron 9 horas de moto por montaña.
Primero pasamos por la garganta del Todra, un cañón de piedra rojiza de 300 metros de altura que da pavura.
Después de unos sinuosos 100 kms de buen asfalto nos detuvimos en el mirador del Atlas, donde desde 2700 mts de altura se aprecia el cordón cordillerano.
A partir de ahí, un muy estrecho camino de ex asfalto, muy pero muy roto y bacheado, que nos hizo concentrarnos en el manejo, nos depositó en la zona de los lagos, donde Joao nuevamente se lució llevándonos a un restaurante de la zona, pegado al lago Tislit, con una vista maravillosa.

No piense el lector en un restó de lujo.

En esta región, la ausencia de turismo conlleva a lugares típicos.
La cocina fue étnica.
Muy buena, por cierto
Y la calidad del restaurante, muy local.
Pero comer al sol, a más de 2000 mts de altura, con viento fresco de la montaña, al lado de un lago, en un silencio sepulcral, y con comida casera es un ejercicio que se los recomiendo.
El cous cous estaba sensacional
Y el Tajín de pollo, celestial.
Nos despedimos de la dueña, una musulmana de pura cepa, continuando nuestro derrotero.

De aquí en adelante, y por 160 kms el camino fue bellísimo, con
una sucesión de curvas impagables y con un paisaje indescriptible.
Compensaba tanta belleza un asfalto en pésimo estado, que nos obligaba a"trabajar" mucho sobre la moto.
Pasamos decenas de pueblitos, muy parecidos en su conformación, tanto en su arquitectura como en su colorido a nuestra puna.
Y sí, los habitantes de la montaña tienen un denominador común.
Pero la gente es distinta.
La cultura musulmana difiere largamente del politeísmo de nuestros coyas.
Mucha pobreza, más no miseria.
Muy pintoresco
Los últimos kilómetros transcurrieron en una ruta nacional impecable, curvilínea para divertirse un montón.
Llegamos exhaustos al buen hotel de Mildet.
Pero felices.
Algunos comentarios
Fundamentalismo
Anoche, en el hotel donde nos hospedamos. de la ciudad de Boulmane, como así en su condado, Dade, la religión prohíbe beber alcohol.
Y son estrictos.
Así que nuestra cena fue con agua mineral.
Recordemos que estamos en musulmania.
Steve
En primer lugar, su nombre siempre fue Stephen.
Pero lo bautizamos Steve y así será para nosotros.
Realmente Steve tiene una garra increíble para su edad, una voluntad de hierro, un entusiasmo a toda prueba, compensado con unos reflejos extinguidos, muy mala motricidad y poco equilibrio.
Impensable para circular en moto
Menos aún en África
Su candorosa personalidad no contrapesa la posibilidad de un seguro accidente.
Así que, con mucha pena y pesar fue dado de baja.
Pero de la moto, más no del grupo.
Así que el bueno de Steve viaja en taxi (pagado por Joao) hasta el destino nocturno, donde se encuentra con nosotros.
No por los mismos caminos
El viene con el taxi por el camino directo
Nosotros vamos por los "tortuosos" caminos trazados por Joao.
Un placer, encontrarse en la cena con el anciano.
Así será hasta el rival del viaje.
Chip
Apenas entramos a Marruecos, compramos un chip para nuestros celulares.
Por 12 euros, tenemos 15 gb de internet ilimitados.
Y aunque sea África, señal, hay en todas partes.
Eso me permite enviar fotos, este relato y comunicarme con mi familia a todo momento en cualquier lugar.
Maravilloso
¿Una contra?
Me llaman 5 veces por día, en horarios preestablecidos para orar.
Las primeras veces, atendía y atónito escuchaba un tipo cantando una oración.
Ahora no atiendo más
Recordemos que estamos en musulmánia.
Mañana tenemos un día tranqui de solo 200 kms
Lo necesitamos
Estamos muy contentos pero cansados
Hasta mañana









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