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2018 Carretera Austral Chilena. Capitulo 1 de 2

  • Foto del escritor: Marcos Astegiano
    Marcos Astegiano
  • 19 jul 2020
  • 9 Min. de lectura


Dia menos uno

La carretera austral transcurre por 1260 km desde Puerto Montt hasta Villa O´Higgins, ésta última apenas un poco más al norte que el Calafate, para que se ubiquen.

Fue construida por el ejército chileno desde el 76 hasta el ochenta y pico.

Una obra monumental, sin mucho más sentido que el demostrar que se podía hacer.

Su nombre no oficial es «Carretera Longitudinal Austral Presidente Pinochet». Así reza aun un cartel en la localidad de La Junta.

Conjuga distintos y antagónicos paisajes: Selva, Montañas, Mar, Caudalosos Ríos, Glaciares, Fiordos, Lagos y Campos de Hielo,

Su clima es muy hostil: 3000 milímetros anuales de lluvia en la selva, extremo frio en los glaciares, etc.

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Carretera Austral, Nuestro Recorrido

Según National Geographic, es la ruta más escénica de América.

Particularmente no he recorrido todo América. Pero sí mucho, incluyendo Canadá y Alaska.

Doy fe de lo que dice National Geographic.

Tanto me gusta, que este viaje será el quinto de mi factura.

Pasa por una decena de pueblos muy, pero muy pintorescos.

Aún conservan sus edificaciones de madera, sus alojamientos en casas de familia, y sus cocinerías en estufas de guisa, en reemplazo de restaurants, y su gente, totalmente descontaminada de occidente.

Por ahora

Desde hace unos años la están pavimentando

Y ya han hecho más de un 40 por ciento.

Garantía de que pronto llegara Holliday Inn, MC Donalds y cientos de turistas.

Fin de la auténtico

Pero el paisaje seguirá prevaleciendo.

Saldremos mañana viernes.

Tres camionetas transportando tres motos cada una.

Una desde Rosario, otra desde Capital y tercera desde Mendoza.

Una cuarta saldrá también de Mendoza, pero el sábado, y sin motos.

13 cristianos (doce y un turco…)

Con destino final Bariloche, donde nos encontraremos, dejaremos las camionetas (menos una de apoyo) y comenzará nuestro periplo.

3000 kms en moto la distancia total, la mitad de ripio, en 15 días.

8 motociclistas, y cinco personas más en camioneta. De apoyo y de turismo.

Todas puras de enduro, menos dos Ducati Multistrada 950, muy Big Trail ellas. El resto, dos KTM 690, dos Euromot 250, una Suzuki DR400 y una Tornado.

Lindas todas para la tierra.

Mañana les contare como sigue.

Buenas noches a todos


Día dos

Ayer y hoy fue nuestro enlace.

En dos etapas llegamos a Bariloche.

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Encuentro en Cruce del desierto

Ayer, nos encontramos la mayoría del grupo en el cruce del Desierto, en Colonia 25 de Mayo, La Pampa.

Llegamos allí en camionetas después de recorrer varias rutas donde se notaba la mano de Lázaro Báez: totalmente destruidas.

El encuentro fue emotivo, cenamos en un restaurante del desierto, con precios de Dubái y a dormir que estábamos cansados.

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El equipo a pleno en Bariloche

Esta mañana, 700 km mediante llegamos a nuestras cabañas en Dina Huapi, a 20 kms de Bariloche.

Dejamos dos camionetas y los dos tráileres en lo de un amigo del turco, y nos fuimos al centro por unas buenas birras.

Las motos están listas

Mañana comienza la aventura.

Hasta entonces


Día tres

Y finalmente partimos

8 motos y dos vehículos de apoyo.

Temprano salimos de Bariloche, y ya camino a la Angostura el Nahuel nos regaló una quietud tal, que las montañas se reflejaban con tanta calidad, lo que permitía se duplicaran en espejo.

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Padre e hijo en el paso Cardenal Samoré

Adicionado a un día de sol perfecto, con temperaturas muy agradables.

Totalmente anormal para esta zona.

Pero un regalo para nuestro primer día.

Si, además, les digo que en primavera los retamos contrastan de amarillo el verde bosque pensaran que estoy agrandando todo.

No señor, un paisaje perfecto.

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Comenzando

Rápida carga de combustible en Angostura y a disfrutar la conducción por lo sinuoso del paso Cardenal Samoré.

Íbamos todos juntos, aunque la potencia de las motos fuera dispar.

El disfrute compartido es doble disfrute.

Dos aduanas, una por cada país, nos recuerda nuestra condición de subdesarrollo.

Pero fueron rápidas, y estábamos de buen humor, así que no fue tan engorroso.

El plan era recargar combustible en Entre Lagos, y hacer un tentempié.

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Entrando al parque Puyehue

Recargamos, pero no cominos. La calidad de cocina que ofrecía el pueblito la consideramos inadecuada.

Allí desviamos al sur por caminos secundarios de una belleza inconmensurable.

Bosque a lo lejos, pequeñas chacras con ovejas bordeando el camino, vigilados por el Puyehue, el Casablanca y el Osorno, tres volcanes imponentes. Sobre todo, este último, de conicidad perfecta y coronado por un simétrico collar de nieve. Un volcán como los que dibujábamos en la escuela primaria.

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El Osorno atras, un volcan perfecto

Los tres reflejados en el lago Rupanco primero y en el Llanquihue después.

Este último lago lo circundamos casi en su totalidad, para arribar después de casi 400 kms al coqueto hotel de Puerto Varas, previo frugal almuerzo en Frutillar.

Ya estamos pensando en el salmón de esta noche.

Un día perfecto.

Mañana encaramos nuestro primer ripio.

Abrazos patagónicos


Carretera austral 2018

Día cuatro

Anoche cenamos en un bodegón famoso, visitado por Anthony Burdain.

La comida y la atención competían para a cuál ser mejor.

El dueño, un viejito simpático, llegó al final de la cena a visitarnos.

A los pocos minutos de desplomó frente nuestro.

Caótico

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En Puerto Varas, listos para la cena

El personal del pequeño restaurante corría sin saber qué hacer.

Nuestros dos médicos, Ariel y Pedro lo asistieron en el acto.

Con un profesionalismo digno de destacar.

Final que lo resucitaron, el viejito se recuperó y lo llevaron a su casa.

Nos contó el personal que últimamente estaba muy enfermo.

Yo esperaba una atención de parte del restaurante con los argentinos salvadores.

Para mi sorpresa y decepción, trajeron la cuenta sin ningún descuento y no nos ofrecieron ni un bajativo.

Al menos esperaba que a los médicos no se les cobrara.

Me fui indignado.

Hoy, más frío, sospecho que los empleados se molestaron porque lo salvamos.

Piensa mal y llegarás a la verdad....

Hoy teníamos dos opciones

Ir a Hornopiren por tierra o por el camino normal casi todo asfaltado.

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Saltos del Petrohué

Nos enteramos de que el de tierra estaba malo, merced a amigos que habían pasado hacia poco

Arriesgar la rotura de una moto el primer día era, al menos, embarazoso.

Decidimos hacer por asfalto

Como teníamos tiempo de sobra, desayunamos como energúmenos en el buen hotel de Puerto varas y partimos a los saltos del Petrohué.

Que no estaban en la previsión del viaje.

Según los chilenos, estas cascadas representan una de las diez maravillas del mundo

Humo

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Un dia excepcional

Yo ya las conocía, así que me quedé tomando mate con Ariel.

Los muchachos volvieron decepcionados.

Pero fuimos.

Regresamos otros 60 kms, para almorzar en la caleta Angelmó, en Puerto Montt.

Es una sucesión de pequeñísimos restaurantes frente al mar en un edificio de madera parecido a un conventillo.

Todos con personal que no más llegar al estacionamiento, te acosan para que vayas al restaurant que representan.

Un simpático y pintoresco caos.

Cominos en uno que yo ya conocía, mayoritariamente ceviche de salmón que estaba para chuparse los dedos.

Con coca cola eso sí.

Aquí, las pruebas de alcoholemia son de tolerancia cero.

La misma tolerancia que tienen los carabineros con su pueblo y los extranjeros.

Sin distinción.

Así que coca nomas.

Y partimos

En puerto Montt comienza la carretera austral.

Su kilómetro cero está en la costanera, en el monumento a los enamorados que representan la famosa canción de los iracundos.

Así i que finalmente comenzamos

Hicimos unos 100 kms de impecable ruta, con bosques a un lado y el pacífico al otro.

Cruzamos innumerables candorosos pueblitos costeros.

Tomamos un ferry para cruzar un estrecho de mar por una media hora.

Al llegar al otro lado, el camino tenía varios kms de ripio.

Con Beli salimos a fondo a probar la tierra.

Placer como desliza la KTM.

¡¡Y lo que empuja!!

Pasó rápido el ripio

No sé si fueron pocos kms o íbamos muy rápido.

Llegamos al pueblito de Hornopiren bien entrada la tarde.

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Esperando el Ferry

Muy pocos habitantes y escasa infraestructura.

Tres cabañas austeras para albergar a todos.

No restaurantes en el pueblo.

Al super, a comprar unas prepizzas.

Regadas por buenos vinos que trajo Fabricio.

Mañana nos esperan cuatro horas de ferry para adentrarnos la austral.

Ya les contaré

Abrazo


Día cinco

Día muy intenso hoy

Nos levantamos supertemprano para tomar el ferry, un barco grande y cómodo, que sale una vez por día y transporta a todo lo que en ese día recorrerá la carretera.

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Entrando al Ferry

Cuatro horas y media de navegación, por paisajes de ensueños y con un día de sol radiante, el tercero que nos regala la Patagonia chilena.

Pero como todo lo que gusta mucho termina empalagando, a las dos horas nos encontró a todos durmiendo a pata suelta en el barco, mecidos por su suave movimiento.

Este ferry existe porque faltan más de 60 kms de ruta que debían pasar por el parque nacional Pumalin, propiedad del ricachón Tomkims quien en vida se negó a que la ruta pasara por allí.

Por temas de contaminación.

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Adentro, a navegar por cuatro horas

Coincido con el

Si no estuviera este ferry, mucha gente de la que tira pañales por la ventanilla en coche andaría por aquí.

Se que es un pensamiento discriminatorio.

Pero años de recorrer lugares ignotos lo fundamentan.

Dejando de lado mis pensamientos, llegamos a caleta Gonzalo a las 14.

Salimos como despavoridos a recorrer los sesenta kilómetros que la separan de Chaitén, ya que es de ripio y manejar en éste nos fascina.

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Llegando a Chaiten

Desde allí en adelante tuvimos casi todo asfalto.

20 kilómetros más allá de Chaitén existen las termas del amarillo, visitadas por mí en todas las oportunidades que pase por aquí.

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Termas del amarillo

Gran baño termal del grupo, en un ambiente espectacular de bosques y montañas, mientras el turco asaba unos chorizos.

Choripán después de la lipotimia que deja el agua caliente, un trago de buen tinto y a montar de nuevo.

Que más se puede pedir.

Saliendo de nubló y nos agarró una llovizna fina, típica de la zona.

Y si, al bosque hay que regarlo.

Pasamos por uno de los tantos ventisqueros que hay aquí, (glaciares colgantes) por el puente sobre el río Yelcho, y, a medida que avanzamos hacia el sur, el bosque se va transformando en selva.

Es tanta la humedad que condensa el pacífico, que llueven 3000 mm al año, conformando una vegetación casi tropical, aquí, en plena Patagonia.

Continuamos ya sin lluvia, pero con cielo nublado por un camino de ensueño.

¿Como se puede combinar selva, mar, lagos, glaciares, nieve, fiordos, hielo y montañas en un solo lugar?

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El simpático pueblito

La carretera austral

Llegamos casi de noche a Puyuhapi, ínfimo pueblito de inmigrantes alemanes que conserva tradición.

Fuimos a cenar inmediatamente, ya que en el sur cierran muy temprano, (salmón por supuesto, que aquí abunda y es del día).

Hicimos más de trescientos kilómetros hoy.

Duele la vista de tanta belleza.

Nos vamos a dormir con una sonrisa de oreja a oreja.

Hasta mañana


Día seis

Voy a hablar un poco del clima.

Como les contara, en esta zona convive la selva valdiviana, a la cual, hay que regarla seguido.

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Pasarela del parque Queulat

La carretera austral tiene una media de 3000mm de lluvia al año.

En el parque nacional Queulat, donde estamos, la media sube a 3500, con un pico de 4000 en el 2017.

Esto significan 300 (si, trescientos) días de lluvia al año.

Más unos cuarenta días nublados, nos da escasos 25 días de sol al año.

Bien, de esos 25, nosotros llevamos gastados cuatro.

Desde que llegamos hay sol, sol y sol (exceptuando un par de horas ayer por la tarde, donde Dios conectó el riego por un ratito).

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El ventisquero colgante Queulat

Los lugareños festejan.

A los mendocinos no nos parece sorprender.

El asunto es que los paisajes se ven alucinantes.

Y nuestras caras están rojas como un tomate, debido a la escasa protección a los rayos UV que existe a esta latitud.

Y parece que serán unos días más.

El pronóstico dice hasta el sábado.

Estoy haciendo creer al grupo que el buen clima formó parte del combo de mi organización del viaje...

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Agua pura cayendo del Queulat

Hoy salimos de Puyuhapi con la ingrata noticia que la caminata de tres horas por el bosque encantado, prevista para la tarde no podría ser por un alud que rompió parte del sendero.

Así que le dedicamos más tiempo a la visita del Parque nacional ventisquero Queulat.

Está a escasos 20 km de Puyuhapi.

Que transcurren por una extraña y bella ruta con canales marítimos a un lado, y selva y montaña al otro.

Oblamos nuestras entradas al parque y caminamos (pasando por una larga y fantástica pasarela de madera) hasta la laguna que se forma por su deshielo.

El ventisquero es impresionante.

Un gigante de hielo colgante a 700 mts de altura, de colores azul y turquesa, derramando millones de litros de agua por una altísima cascada.

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Navegando el lago Queulat, con destino al Ventisquero

Ocupa 36000 hectáreas. Parece mucho, pero es la tercera parte de lo que ocupaba en 1970.

¡Ay calentamiento global...!

Alucinante.

Tomamos un tour en bote para llegar a la base de la cascada y al piso de las montañas que sostienen al glaciar.

La visita demoró unas cuantas horas.

De allí, siempre por el parque nacional, proseguimos por ripio, por paisajes increíbles, divirtiéndonos en nuestras monturas.

Cruzamos la cuesta del Queulat, una elevación de unos 500 mts a través de una innumerable sucesión de caracoles que aumentaron nuestra adrenalina.

Tipo cinco de la tarde llegamos a Puerto Cisnes, nuestro destino.

No había restaurantes abiertos a esa hora.

Hicimos valer nuestro número de almas, y convencimos a una dueña de que nos abriera el suyo.

Eso sí, menú fijo para todo el mundo.

Si, ya saben que.

Y, es otro pueblito costero lleno de criaderos (aquí llamados salmoneras).

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Atardecer en Puerto Cisnes

Hay cientos de esos criaderos por toda la carretera.

Chile es el segundo exportador después de Noruega, y es su segundo ingreso por exportaciones antes del cobre.

Y, con esos datos como no llenarse de esos bichos.

Mañana seguiremos nuestro derrotero al sur.

Veremos si el pronóstico del clima sigue acertando.

El grupo, más consolidado que nunca.

Saludos desde la Patagonia.


Día siete

(¿¿siete ya??)

Hoy salimos tranquilos, ya que nos esperaban solo 200 y tantos kilómetros, todos de asfalto.

Y cuando en Chile se dice asfalto se traduce como ruta impecable

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Camino a Coyhaique

Tanto en su estado como en su demarcación.

Es increíble cómo evoluciona este país.

Como mendocino lo vengo viendo desde hace treinta o cuarenta años, y crece a ritmo vertiginoso.

País con maravillosas rutas, maravillosa infraestructura y maravillosa economía, por supuesto.

Regreso al tema que me atañe.

Les decía que eran pocos y sencillos kilómetros hoy.

Desde que comenzamos, siempre viajamos las ocho motos juntas.

Si bien hay cuatro que se destacan en potencia sobre las demás, lo sinuoso del camino impediría ir mucho más rápido de lo que vamos, y con promedios de noventa descubrimos el paisaje de otra manera, además de compartir el viaje entre todos.

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El cartel con el nombre de la carretera

Tracé un itinerario de pocos kilómetros diarios, pensando en el disfrute de las vistas, en múltiples paradas a sacar fotos, y en lo complicado que es hacer funcionar juntas a trece almas.

Por lo que, si hubiéramos ido más rápido, no solo no hubiéramos apreciado el paisaje, sino que el tiempo antes que hubiéramos llegado hubiera sido insignificante.

Paramos muchas veces a apreciar la naturaleza, entregamos nuestras motos a los que iban en camioneta, para que despunten el vicio, almorzamos unos panchos en una estación de servicio del camino y llegamos a nuestro destino a las tres de la tarde.

Los paisajes continuaron siendo increíbles.

Y el clima, sol como si estuviéramos en Mendoza.

Coyhaique es la ciudad más grande de la carretera.

Tiene una población de más de 55000 habitantes (55% de la población de la región) y es muy industrial (Puerto Aysén a 40 km es su puerto de salida al mar) y muy bonita.

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Protagonista en todas nuestras cenas

Tiene shoppings, hipermercados y todo lo que debe tener una ciudad moderna.

Montada sobre un paisaje sobrecogedor.

Apenas llegamos nos fuimos al centro, (nuestras cabañas están a siete kms campo adentro) y nos quedamos hasta la cena, en un buen bodegón.

Mañana tenemos más de

200 de ripio.

Y el camino permanecerá cerrado intermitentemente por voladuras, lo que nos obliga a salir temprano.

A dormir entonces.

Abrazo

CONTINUARA...

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El Queulat en toda su dimension
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Pablo mirando al sudeste

2 comentarios


Marcos Astegiano
Marcos Astegiano
20 jul 2020

Hola

Este año la hice en febrero, por sexta vez en camioneta y nuevamente en marzo, en moto, camino de Usuhaia. Y también la tuve que abandonar en Cochrane, por la pandemia

Hay un relato de esa también

A tu disposición para ampliar info.

Por WhatsApp +5492615455831

Saludos

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gbertozzi
20 jul 2020

Hola Marcos! excelente tu relato, en marzo llegue hasta Puerto Montt y me tuve que volver por el maldito virus asi que me quede con las ganas de hacer la carretera austral, estoy pensando en volver para febrero del año proximo por lo que toda la info. es bienvenida. Tenemos un amigo en comun, Carlos Ratto que me hablo de vos, de hecho mi actual moto (KTM 990) era de el. Abrazo y espero la 2da. parte.

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