2016 Apalaches, Barber Museum y la Cola del Dragón Capitulo único
- Marcos Astegiano

- 16 jun 2020
- 5 Min. de lectura
Mi amigo Patxi tiró la idea de unir Alaska con Ushuaia en moto.
Y, en un aventurero como el que suscribe, prendió. Con fuerza.

Es un viaje de dos a tres meses.
Imposible realizarlo de un tirón. Somos laburantes.
Decidimos hacerlo en cuatro etapas, de unos veinte a veinticinco días cada una.

A razón de una etapa o dos por año.
Vivimos en ciudades diferentes, muy distantes. Así que cada vez que nos reuníamos, íbamos diseñando el viaje. Con precisión quirúrgica.
Abrimos el juego, y cuatro más se anotaron para hacerlo.
Las planes de viaje, etapas y logística no son motivos de este relato.

Pero sí en qué hacerlo.
Me refiero en qué motos.
El viaje se iniciaría en USA, por lo que la elección era si llevar nuestras motos desde aquí o comprar allá.
Decidimos lo segundo.
Debían ser todas iguales. Lo que haría eficiente los mantenimientos, los repuestos, etc.
Después de un sesudo estudio, la decisión recayó en la Yamaha 1200 Super Tenere.
Una moto sólida, irrompible, con potencia suficiente, se podía cargar como mula, los repuestos estarían en todo el recorrido y, usadas, son asequibles en los EEUU.

Así que E Bay mediante, compramos seis motos en distintos lugares, sin saber de su estado más que lo decían sus dueños.
Casi todas fueron 2012. Con un promedio de 15000 millas cada una.

Patxi se encargó de la logística para hacerlas converger todas en Miami. La de él la fue a buscar personalmente al estado de Luisiana, y se la llevó rodando a Miami.
Las nuestras, fueron en transporte.
Finalmente, para Julio estaban todas en un depósito de Miami.
La primera etapa del Alaska/Ushuaia estaba prevista para el 2017.

Pero a las motos había que probarlas.
Decidimos este septiembre, viajar a Miami, poner en condiciones las motos y hacernos un viajecito hasta el museo Barber, en Birmingham, Alabama, y desde allí continuar hasta el Tail of the Dragon, en plenos Apalaches y regresar a Miami. Unos 3500 Kms en seis días.
De los seis integrantes del futuro periplo a Alaska, solo tres pudimos viajar. Compromisos de otra índole impidieron el viaje a los restantes.

Así que invitamos a otros amigos, que, si bien no harían el Alaska/Ushuaia, nos acompañarían en este viaje de prueba.
Estos alquilarían motos en Miami
Los dos primeros días, a preparar las motos.
Todas las Super Tenere, usadas, arrancaron a la primera. Es al pedo, son japonesas.

Cambio de aceite, fluidos y filtros, colocar GPS, protectores y otros accesorios que compramos, y quedaron listas para viajar.
El tercer día, once motos partimos.
Todos rosarinos, menos el que suscribe.
Primera etapa hasta Orlando, a unos 350 km.
Mucho calor, lluvias cada tanto, la moto muy linda, pero lejos de una BMW 1200.
Más pesada, menor reacción, ciclísticamente más lenta. Pero se notaba más sólida
Una Varadero más moderna.
Comienzo a percatarme de que me hacía doler el culo.

Hablo de la moto.
Buena cena en Denny´s, un clásico de nuestras escapadas en moto a EE.UU. Tiene servicio a la mesa, buena comida, precios razonables y está en todas partes. Y todos tienen en común el buen servicio, los mismos excelentes menús, y el aire acondicionado que te hace morir de frio. SI vas a un Denny´s, donde sea y en la época el año que fuere, llévate abrigo….
Al día siguiente hasta Birmingham, Alabama.
900 km.
Toda autopista

Aburrido
El culo me dolía mucho.
Llegamos a la tardecita.
Nos hospedamos en un motel muy bueno, cerca del museo. Fuimos a cenar a un Cracker Barrel, y con Lalo nos fuimos a buscar un liquor store que estuviera abierto a esa hora de la noche, compramos un Jack Daniels y le hicimos honor en el parking del hotel, entre todos, en una fresca (para la zona) noche.

Al día siguiente, al Barber Museum.
El museo de motos ms grande del mundo, y seguramente el mejor.
Don Barber se gastó cientos, si cientos, de palos verdes para juntar tres mil motos,
restaurarlas y exhibirlas como sólo los yanquis pueden hacer.

Hay 900 en exposición permanente.
Las otras 2100, guardadas en depósito, y las van renovando.
Increíble.
Todo un día de visita
Confieso que a las primeras treinta las observé en detalle.

A las segundas, ya menos
Las terceras, de un vistazo.
El resto de reojo.
Es que tantas motos juntas empalagan.
Muy lindo, pero para verlo de a poco.
Regresaré seguro.
Nos quedamos casi todo el día, intentamos entrar al autódromo privado del museo, pero no se pudo por que estaba corriendo la Porsche Cup. El autódromo recibe una fecha de Indy Car. No es pavada.
Almorzamos cerquita del museo, justo frente a un local de Bass Pro-Shop, una de las cadenas de venta de outdoor mas grande de los States. No podés resistirte a entrar, y menos a dejar de comprar alguna chuchería.
El mismo dia, 400 km mediante, iríamos hasta North Carolina, con una parada a pernoctar donde nos gustara.

Pasamos por los estados de Georgia y Tennessee.
Muy lindo viaje, por lo cambiante de los paisajes, y los mil pueblitos que pasamos.
Hicimos noche en un bello hotel de un más bello pueblito llamado Calhoun, en Georgia.
Y Llegamos a los Apalaches.
Maravillosas montañas cubiertas de exuberante vegetación.
Muy lluviosas, y siempre con nubes que las cubren, por lo que reciben el nombre de Smoky Mountains.
Paramos en Robbinsville, en la entrada de la famosa Tail of the Dragon, o cola del Dragon.
Una ruta de apenas 11 millas, pero con 318 curvas.
Todas con perfecto asfalto y exquisito peralte.
Era sábado

Había más de mil motos.
Es que allí, se juntan todos los moteros de EE. UU.
Fantástico
Había de todo. Harleys en su mayoría, paseando (otra cosa no pueden hacer) y pisteras con
sus pilotos enfundados en cuero.
Así que nos instalamos en hotel previamente reservado, desmontado los bolsos, y a probar las curvas.
Un trazado muy bueno, que me hizo mover los ratones, tanto como para haberle arrancado
los avisadores de ambos pedalines.

Pesada, pero se agarra muy bien la Super Tenere.
Un par de pasadita por las 11 millas, ya más despacio, e irse a comer con los muchachos.
Siempre trash food, como corresponde a América del Norte.
Anduve todo el día con ropa sin protecciones

Es que, con 34 grados de temperatura, prefería el pelón a, la deshidratación...
Desazón en la cena. En toda el área no se vende alcohol. Nos cuidan a los motociclistas…
Al día siguiente, Patxi, nuestro guía trazo un camino de 320 km por los Apalaches.
Un poema de curvas, buen asfalto y paisajes increíbles.
Todo un día, que incluyó un chapuzón en los lagos de la zona.
Con el recuerdo de estos increíbles kilómetros, nos fuimos a dormir, pensando en que al día siguiente comenzaría el largo regreso.
En el culo, ya tenía llagas.
¡Que hubiera dado por un buen pellón!
Pero todos quedaron en Mendoza.

El lunes, 840 km por autopista hasta Ocala, en el Norte de Florida.
Ya no sabía cómo poner el culo en el asiento.
Parado, de costado, en puntas de pie, haciendo la vertical.
Me seguía doliendo.
Lo extraño es que Patxi y Fabián, ambos con la misma
moto que yo, estaban lo más campante.
Es al pedo, mi culo no fue diseñado para el asiento de una Super Tenere.
Esa noche en Ocala hubo cena de despedida.
Es que 8 del grupo seguían hasta el Golfo de México, Key West y Miami
Patxi, el ex gordo José y yo, 500 km mediante, regresamos a Miami.
Yo tenía que volver a laburar.
Los otros dos, tenían compromiso en Miami.
Fueron 3500 km en seis días.
Sirvieron para probar que las Super Tenere se bancaran el viaje hasta Argentina.
Sólo falta resolver el tema de mi culo.
Pellón, asiento de gel o de aire.
O los tres juntos.
Florida, EE. UU., septiembre de 2016
Van algunas fotos del museo.
Proximo: Anécdotas del Norte Argentino
















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